Los cinco peligros de acceder a un Wifi público en bares, aeropuertos, metros o trenes
Acceder a un Wifi público ofrece muchas oportunidades pero también peligros, sobre todo cuando no se toman precauciones, según advierte Pedro Rodríguez López de Lemus, abogado especializado en protección de datos. «Cada vez más necesitamos estar permanentemente conectados a Internet, como si fuera el aire que respiramos, por lo que solemos hacer uso de las numerosas Wifi públicas que vamos encontrando en nuestro camino, ya sea en un bar, comercio, hotel, estación, tranvía, o una calle o plaza cualquiera», declara este letrado, quien puntualiza que «este aire puede estar contaminado y traernos muchos más disgustos que alegrías. Por ello, es necesario que conozcamos los peligros que conlleva la conexión de nuestros dispositivos móviles o portátiles a estas redes gratuitas, para así poder evitar los mismos».
Entre los cinco peligros que Pedro Rodríguez López de Lemus señala en el uso de Wifis públicos se citan
1. Conectarse a redes desconocidas
Crear una red Wifi pública es hoy día cosa de niños, basta con tener cualquier router antiguo o teléfono móvil de gama media para crear un punto de acceso Wifi público, por tanto, cualquier persona, con buenas o malas intenciones, podrá poner a nuestra disposición en cualquier sitio un punto de acceso gratuito a Internet. En el caso de que no sean buenas las intenciones, la persona que controle el punto de acceso Wifi podrá acceder a casi toda la información que emitamos y recibamos a través de Internet, e incluso desviarnos a las páginas web que quiera a pesar de que nosotros hayamos escrito correctamente la dirección, muy posiblemente con la intención de hacerse con nuestros usuarios y claves, según el abogado Pedro Rodríguez López de Lemus.
Por ello, no debemos conectarnos a una Wifi de la que desconozcamos quien es su responsable, y aunque se indique en la propia señal Wifi, debemos comprobar que ese responsable en quien confiamos, es el verdadero gestor de la misma, y que no se trata de un impostor esperando incautos que vayan como un insecto a una planta carnívora.
2. Conectarse automáticamente
Cuando establecemos la conexión a una red Wifi, nuestro dispositivo nos da la opción de recordarla para así conectarse a ella automáticamente cada vez que estemos lo suficientemente cerca. No es una buena idea permitir esto a nuestro dispositivo en las conexiones a las Wifi públicas, ya que es tremendamente sencillo que alguien cree una red Wifi con la misma identificación de aquella en la que confiamos, y así, nuestro dispositivo se conectará automáticamente a la red impostora cada vez que se acerque a la misma, sin que seamos conscientes de ello.
3. Identificarse en páginas web que no cifren las comunicaciones
Aunque estemos conectados a una red Wifi pública de una entidad confiable, igual que nosotros pueden estar conectadas otras personas que no sean tan confiables, lo que la convierte en una red potencialmente insegura. Basta con que alguien conectado a la red ejecute un programa sniffer, gratuitos y fácilmente descargables en Internet, para interponerse entre nuestro dispositivo y el router de la Wifi pública, y así poder ver a que páginas web no cifradas nos conectamos, y lo que es peor, que usuario y contraseña usamos para acceder a éstas. Por ello, cuando estemos conectados a este tipo de redes sólo debemos identificarnos en páginas web que cifren sus comunicaciones con nuestro dispositivo, lo que es comprobable viendo si en nuestro navegador, la dirección de la página comienza por https:// en vez de http://, o si se incluye junto a la barra de dirección del navegador un candado cerrado.
4. Usar cuentas de correo electrónico sin certificados de cifrado
El mismo programa sniffer sirve para averiguar las contraseñas y usuarios de nuestras aplicaciones de correo electrónico que no usen certificados de cifrado, aplicaciones que normalmente se conectan automáticamente cada cierto breve espacio de tiempo. Así, al conectarnos a una Wifi pública, si no hemos configurado la conexión del correo debidamente, cualquier persona con unos mínimos conocimientos de informática podrá averiguar nuestros datos de acceso al correo electrónico. Conocidos estos datos por un tercero malintencionado, tendrá barra libre en el acceso al resto de nuestros datos digitales, como perfiles en las redes sociales, o incluso banca online. Por ello, es imprescindible que, o bien sepamos que nuestro cliente de correo usa este tipo de certificados que cifran la información, o que dejemos de usarlos y accedamos a nuestro correo electrónico a través de páginas web que cifren las comunicaciones.
5. Descargar archivos
Vistos todos estos peligros, y dado que es muy posible que el intercambio de archivos no se haga de forma cifrada, o que el archivo a descargar pueda haber sido manipulado previamente por un tercero para contener software malicioso, no es recomendable -a juicio de Pedro Rodríguez López de Lemus- descargar archivos a través de redes Wifi públicas, salvo que contemos con un buen antivirus, que a su vez puede proteger nuestro dispositivo de estos ciberataques, que son mucho más frecuentes de lo que pensamos, aunque por desgracia, o suerte, no nos damos ni cuenta.