Nos preocupa nuestra privacidad, pero la venderíamos a cambio de la cantidad apropiada
Cuando algo es gratuito, normalmente el precio que estás pagando son tus datos. Es lo más habitual en la era de Internet y de las aplicaciones móviles, una era en la que nos cuesta pagar por servicios como una red social, el correo electrónico e incluso videojuegos o aplicaciones con grandes prestaciones. A cambio de su uso gratuito, entregamos nuestra privacidad. ¿Nos importa? Parece que al consumidor final sí, pero consiente.
Los consumidores demandan intimidad, pero no suelen cambiar sus hábitos para estar más protegidos. Es una de las principales conclusiones que se extrae de una reciente encuesta global (1.900 usuarios de Estados Unidos, Japón y Europa) encargado por Trend Micro y realizado por Ponemon Institute: «Privacidad y seguridad en la vida conectada: análisis de los consumidores de Estados Unidos, Europa y Japón».
La investigación revela que una ligera mayoría de los consumidores cree que los beneficios que aporta Internet de las Cosas (IoT) son mayores que los problemas de privacidad que puede acarrear. Sin embargo, el 75% siente que no tiene ningún control sobre su información personal. Además, el estudio compara las percepciones de los consumidores sobre la privacidad, su disposición a la hora de cambiar comportamientos o hábitos y la percepción del valor de su información personal.